La Ley 30/2022, de 21 de julio, calificada de la persona y de la familia da un salto cualitativo en este proceso evolutivo al reunir en un cuerpo legal unitario, con técnica codificadora, toda la normativa civil relativa a la persona ya la familia y prefigurar así lo que sería el contenido de un libro relativo a estas materias en un código civil. Este tipo de ejercicio legislativo contribuye a mejorar la ordenación sistemática de la materia y facilitar su consulta a los operadores jurídicos, siendo también la ocasión idónea para armonizar la presentación de la materia regulada y completar sus contenidos. La formulación de un nuevo texto legal no sólo sirve para salvar lagunas y enmendar los inevitables desajustes producidos por la sucesiva acumulación de leyes sino también para implementar algunas convenciones internacionales suscritas por el Estado andorrano. La Ley calificada de la persona y de la familia es en gran parte una recopilación ordenada de toda la normativa vigente en la materia, pero también constituye un paso adelante en el proceso de adaptación del derecho de la persona y de la familia a la evolución de la sociedad andorrana. Esto ha sido una opción deliberada, fruto de la voluntad de preservar en lo posible el derecho heredado como expresión fiel de la tradición jurídica andorrana pero también de mejorarlo técnicamente y de adaptarlo de manera respetuosa a los cambios sociales.

El testamento es un negocio jurídico de última voluntad, unilateral, personalísimo y revocable. Mediante este texto, el testador instituye uno o más herederos y ordena, en su caso, legados y otras disposiciones para después de su muerte. Se puede hacer también la designación, la modificación o la revocación de beneficiarios de seguros de vida, planes de pensiones y de instrumentos de ahorro y previsión análogos. Estas últimas designaciones también se pueden hacer en codicilo. El testamento y el codicilo notarial pueden ser abiertos o cerrados.

El fenómeno sucesorio relativo a la herencia, como conjunto de bienes, derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por la muerte y que se transmiten a los herederos, en todos sus aspectos, en particular, respecto de:

• Aceptación, como declaración de voluntad unilateral expresa por la que la persona llamada a una herencia manifiesta la voluntad de ser heredera, por lo que adquiere los bienes y los derechos que la integran y se subroga en las obligaciones del causante que no se extinguen por la muerte. Puede ser una aceptación pura y simple o a beneficio de inventario.
• Repudiación, como declaración de voluntad unilateral expresa por la que una persona llamada a la herencia manifiesta la voluntad de renunciar formalmente ante el notario.
• Manifestación, como escritura pública en la que la persona llamada a una herencia la acepta formalmente y realiza una relación de los bienes, los derechos y de las obligaciones que la integran.
• Adjudicación, como adquisición de la titularidad exclusiva de los bienes y derechos hereditarios transmitidos a la persona que ha aceptado una herencia.